San Pedro La Laguna

El domingo tuvimos el día libre y decidimos conocer el pueblo de San Pedro la Laguna. Se encuentra, como se observa en el mapa, también a orillas del lago Atitlán, a menos de 20 km de Santiago. La forma más rápida de llegar es cruzando el lago en lancha motora. Cuando uno, con este aspecto de gringo del que difícilmente se puede desprender, se acerca al embarcadero, diferentes patojos (chavales) le abordan para ofrecerle el viaje a Panajachel o al mismo San Pedro. Cuesta 10 Q en una lancha rápida con capacidad para unas 20 personas y 6 Q en una grande con capacidad para 50. Pero el precio que a uno le dicen no es ese sino 25 Q para la primera de ellas. Les explicamos que no somos turistas y que por un tiempo estamos viviendo y "trabajando" aquí y conseguimos rebajar a 15 Q el viaje. Cuando en el viaje de regreso, en el que coincidimos con unos cuantos maestros de Tzanchaj a los que habíamos conocido el año pasado, nos enteramos, gracias a uno de ellos, del verdadero coste del trayecto intentamos pagar lo justo, pero ya era demasiado tarde: se paga lo que se acuerda a la ida.

Este paisaje se observa desde la lancha al alejarse de Santiago Atitlán.

Al llegar a San Pedro nos encontramos con la sorpresa de que aún se estaban celebrando las fiestas del santo que da nombre al municipio (29 de junio). Había norias, aquí llamadas ruedas de Chicago, puestos para jugar a las argollas, venta de todo tipo de mercadería...

La gente se dirige a la misa o espera a la procesión en honor del santo patrono.

Éste es el baile de la conquista.

"...las danzas de la conquista ofrecen la versión ritual de la confrontación entre invasores y autóctonos, provistos los primeros de la superioridad militar y de la fe religiosa. En la versión tradicional mesoamericana se cierran con el happy end de la conversión, signo indirecto de la sumisión aceptada. Sin embargo, la presentación de los contendientes no ofrece dudas en cuanto a su valoración: la positiva corresponde a los indígenas y a sus jefes, en tanto que los conquistadores exhiben máscaras grotescas o anuncian destrucciones brutales. Incluso el final feliz religioso resulta acompañado de un grito de desesperación. Así, en el baile de la conquista de los mayas quichés en Guatemala: "Desde hoy pues quedaremos / bajo el yugo de la tiranía española", anuncia un notable quiché tras la derrota. Todos se lamentan por la muerte de Atahualpa en la representación andina y Pizarro queda maldito. La resignación aparente de los vencidos incita a preservar la propia identidad, así como a restaurar el orden cósmico y social destruido por los españoles.". (Antonio Elorza, El País)

Las gente lo observa con mucha atención y cercanía.

Otros disponen de vistas privilegiadas.

Un vídeo de la danza en cuestión:

A la vuelta montamos en la barca el doble de personas de la que capacidad que nos anunciaron. Incluso algunos subieron encima del techo. La gente protestaba por el peligro que corríamos pero no pareció importar mucho a los encargados de llevarnos al otro lado del lago. Coincidimos en el viaje con maestros de Tzanchaj a los que conocimos el pasado año. Fue un gusto volverlos a encontrar y charlar amigablemente.