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jueves, 30 de agosto de 2007

Lecturas veraniegas

De que ha sido un verano intenso no hay duda, este cuaderno de bitácora da fe. Tanto que hasta se nos ha olvidado festejar el primer aniversario del blog al que hemos abandonado, que no olvidado, durante el último mes. En cambio, las últimas dos semanas han sido de poca actividad. Alejado de la tecnología, como cada verano las he aprovechado para leer libros, esas cosas con pastas y hojas numeradas que inundan nuestras casas como objeto decorativo. No me las voy a dar de cultureta, nada más lejos de la realidad. Es la época estival la que concentra el 90 % de mis escasas lecturas anuales, tristemente. Claro, si no consideramos como lecturas los libros de texto y demás apuntes para preparar las clases, los periódicos, el Jueves, la Rolling Stone, los 50 blogs a los que estoy suscrito y la factura del teléfono, agua, gas, electricidad que con detalle analizo en su debido momento.

He aquí algunas impresiones personales de estas obras con ánimo de que este post se convierta en una emulación de una charla del Café Gijón al estilo Umbral:

1.- "Las venas abiertas de América Latina" Eduardo Galeano. 1971. Editorial Siglo XXI.
36 años después de ser escrita mantiene su vigencia y es como los expertos denominan la Biblia de todo antiimperialista. "Se estudia historia como se visita un museo; y esa colección de momias es una estafa. Nos mienten el pasado como nos mienten el presente: enmascaran la realidad. Se obliga al oprimido a que haga suya una memoria fabricada por el opresor, ajena disecada, estéril. Así que resignará a vivir una vida que no es la suya como si fuera la única posible".

2.- "La Otra Historia (de los Mayas al informe de la Comisión de la Verdad)". Filóchofo. 1991.
El Forges guatemalteco (censurado desde 2004 y amenazado de muerte) hace un ácido repaso a la historia de su país. "Los que lo lean corren el riesgo de adquirir conciencia social y de atentar contra las políticas neoliberales..."

3.- "¿Por quién doblan las campanas?". Ernest Hemingway. 1940. Ed. Planeta.
Pensaba, antes de leerlo, que contaría la tragedia de la Guerra Civil Española desde la perspectiva de uno de los bandos. Y así lo hace, pero no de manera partidista, sino que relata atrocidades que algunos de ellos también cometen. Me encantaron los personajes: sus matices y contradicciones. "Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra. ; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por tí." John Donne "Meditación XVII" de Devotions Upon Emergent Occasions. 1624.

4.- "La Familia de Pascual Duarte". Camilo José Cela. 1942. Ed. Seix Barral.
Mi madre dice que lo pasó mal leyendo tanta tragedia. Yo me he partido el culo. Creo que es de todos el que mejor escrito está.

5.- "El extranjero". Albert Camus. 1942. Diario El País.
Por momentos me asustaba al sentirme plenamente identificado con el protagonista.

6.- "El libro de los abrazos". Eduardo Galeano. 1989. Ed. Siglo XXI.
Pequeñas historias para la reflexión. "Profesión de fe. Sí, sí, por lastimado y jodido que uno esté, siempre puede uno encontrar contemporáneos en cualquier lugar del tiempo y compatriotas en cualquier lugar del mundo. Y cada vez que eso ocurre, y mientras eso dura, uno tiene la suerte de sentir que es algo en la infinita soledad del universo: algo más que una ridícula mota de polvo, algo más que un fugaz momentito."

7.- El libro más apasionante, que estoy terminando en estos momentos, es "Guatemala. El silencio del Gallo". Carlos Santos. 2007. Ed. Debate. Lo es porque la crueldad de la mayor tragedia colectiva de América Latina, tragedia ignorada internacionalmente, se ve plasmada en una historia real, en este caso de un cura gallego que hace una labor impresionante desde su llegada como misionero en 1961.

miércoles, 29 de agosto de 2007

3500 km de costa ibérica

Caipirinhas en el Barrio Alto lisboeta, piquetas dobladas, pozas de aguas frías, zanfoñas y danzas, acordeones y Andanças. Canecas rebosantes de cerveja, festival social, sonreír y sudar, jam session, suelas desgastadas. Exquisito pulpo en Santiago, ribeiro, albariño y costeria, gaviotas de Estorde, Fisterra y bocata de tomate con queso del país. Cabos y rías, rías y hórreos, hórreos y cabos. Marraxo y atún en salsa, Osa Mayor, Osa Menor. Carretera fantasma, durmiendo en el coche, sidrerías ovetenses, Jorge Ilegales en el Flamin. Prerrománico, románico, gótico y barroco. Semana Grande en Gijón, en Poniente Santiago Auserón. Paseo marítimo interminable, la playa perfecta: Arenal de Moris. Fabada y revuelto de oricio con gambas, festival indi en isla desierta. Picos de Europa empañados por la niebla. José Andrés en Covadonga. Bilbao la Vieja, Guggenheim y ría, Encuentro con Mikel Clemente en bareto rockero. Zarautz es caro, Arguiñano lo sabe, playa abarrotada, multa. Mutriku, pesquera y euskera. Semana Grande en Donosti, helados y fuegos artificiales, zuritos y pintxos. Kale borroka, botellas rotas y ertzaintza. Prohibido acampar y vuelta a la Mancha.