En pick-up lleno de mujeres y niñas con los huipiles de Santa Catarina.
Último (?) baño en el Lago Atitlán. Aguas termales.
Las niñas de las pulseritas. Más listas que el hambre. Nos han demostrado que también son solidarias, aunque la necesidad y la costumbre les obliga a tener pocas amigas cuando se trata de vender. Me han asegurado, y así lo creo, que durante la semana asisten a la escuela.
2 comentarios:
pintoresco este lado del pueblo indigena no?... eso de que asisten a la escuela tomalo como una promesa ojala que sea cierto.. saludos
Me creo lo de la escuela porque me intentaban vender pulseras y decían 2 por 5 (quetzales, se entiende) o 3 por 5. Y yo iba multiplicando: "10... 15"... Se miraron y se rieron cuando una dijo "está multiplicando"
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