Sobre el aplacamiento del fuego y lo que allí aconteció

Parece que los heraldos, enarbolando los colores de Galicia, Castilla, Aragón y demás regiones peninsulares e incluso de allende los mares, han puesto de acuerdo a sus juglares para que los fuegos que han asolado la Galicia, tanto Citerior como Ulterior (y la del medio también), parezcan cosa del azar, y no hecho a mala fe, de industria, para que comerciantes puedan cargar sus recuas de mulas de las mercancías que devalúan su precio si andan algo chamuscadas y de la que sacan buen dinero...

Un servidor no valora los hechos así. Por eso, ruego a nobles, fidalgos, burgomaestres y otros personajes elegidos por la gleba, que se nieguen a vender a bribones, mentirosos y a otras gentes de mal vivir, la madera chamuscada en estas jornadas.

Si esto sucediere, sería, a mi modesto entender, suficiente para reducir las lumbres que arruinan nuestros montes y bosques; de manera que a todos daría para cavilar...

Y no me refiero a la llama que mencionaba nuestro buen Arcipreste:

"Eres padre del fuego, pariente de la llama,
más arde e más se quema qualquier que te más ama;
Amor, quien te más sigue, quémasle cuerpo e alma,
destrúyeslo del todo, como el fuego a la rama"

Juan Ruiz, Arcipreste de Hita

¡¡¡Ojalá todos los fuegos fueran así de destructivos como el descrito en “El libro del buen amor”!!!!