La Ruta del Bacalao

El Pequeño Bacalao nació, junto a unos cuantos miles de hermanos, en aguas de Canadá. Después de sobrevivir a la mayoría de sus hermanos, que murieron devorados por sus propios congéneres, él y unos cuantos más formaron un banco en el que vivieron, no sabemos si felices o no, dónde ni qué fue exactamente lo que hizo, hasta que un buen día cayó en las redes de un barco con bandera de Bahamas y el Pequeño Bacalao murió asfixiado.

A partir de aquí podemos seguir bastante bien la pista del cadáver de nuestro Pequeño Bacalao.

Este barco lo congeló entero y, desde Canadá, por el lado del Atlántico, ojo, se lo llevó a China. Allí, fue descongelado y unos cuantos chinitos, trabajando por un sueldo mísero, le quitaron las tripas, la piel, la cabeza, le echaron un poco de sal y de polifosfatos para que quedase blanquito, blanquito, lo filetearon y lo volvieron a congelar.

Lo poco que queda, de nuestro Pequeño Bacalao fue embarcado de nuevo a Europa donde la familia Müller disfruta de un pescado congelado de primerísima calidad, pero que, no saben por qué, le falta sabor, suelta mucha agua y la carne se desmorona sola...

Esta es la historia del Pequeño Bacalao que, una vez muerto, se paseó por todo el mundo para que alguien se ahorrase unos duros. Fácil y sencillo.

PD: Esta historia es completamente real, es una práctica habitual en todo el mundo.
PD2: Con la cabeza, piel, tripas etc. se hacen harinas de pescado, que se utilizan para alimentar a otros peces de acuacultura.