La seguridad de mi avión

Viajar en avión es cada día más difícil. Aparte de los riesgos mínimos de hacerte una caricia contra el suelo con el aparato, lo de los controles de seguridad me está provocando una úlcera de estómago sangrante.

La semana pasada tuve que tomar varios vuelos y por lo tanto, pasar otros tantos (o más) controles de seguridad con los siguientes resultados:

1.- Me confiscaron una pistola de juguete, que ni el más tonto de los políticos americanos hubiese confundido con una real. Me explicaron amablemente que, alguien podía confundirla con una real y montar un alboroto en el avión. Respondí que ni siquiera tenía un agujero en el cañón, que eso no era posible. Me respondieron con un corto: “Las normas son las normas”. Pregunté si era un chiste. Misma respuesta. Se acabó la discusión.

2.- Me hicieron pasar dos veces un control por portar un peligrosísimo bote de colonia, con el que por lo visto, podría hacer volar (en otra modalidad) medio Castilla-La Mancha, según las autoridades.

3.- Me llevaron a un cuarto oscuro bien iluminado en el que me estaba temiendo que me iban a hacer un masaje rectal dactilar, aunque no tenía hipo. Sin embargo, se limitaron a analizar mis ropas en busca de explosivos... El trato fue correcto, y no consideraron necesario tomar tantas confianzas conmigo, menos mal. No hallaron explosivos, qué raro.

4.- Casi pierdo el último vuelo por culpa, aparte de por una cerveza porque me encontré con un colega que hacía años que no veía, porque había que pasar dos controles de metales. Se ve que Magneto suele jugársela bastante a menudo a los de la seguridad de los aeropuertos…

5.- Me quedé completamente frío cuando subo por fin al avioncito de marras, me dan la comida (todavía quedan compañías que dan de comer) y me dan un tenedor y un cuchillo…metálicos.

6.- Cada día me siento más inseguro en un aeropuerto…por culpa de la seguridad.

¿Es este mundo un completo sin sentido o no?


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