Éste es un país como todos. Sí. Hay tantas razones para considerarlo maravilloso como para salir por patas de él. Cuenta con legiones de patriotas henchidos de orgullo; casi tantos como detractores de sus señas de identidad. La belleza de sus playas, montes y lagos (y Lagunas de Ruidera) es tan grande como la jeta de los que han dispuesto a sus pies toneladas de ladrillos. Como todos, está sometido a las leyes de la física, la química, la genética y el mercado. Es decir, como todos, las borrascas climatológicas y financieras (éstas son las patológicas) mandan igual. Un país con una tasa de artistas y pensadores similar a la frecuencia de políticos corruptos hábiles en el arte de atacar y tensar la cuerda, que no en el de proponer, solucionar y buscar y decir la verdad. Tan pronto se siente uno feliz en esta tierra por disponer de un sistema sanitario público, universal y gratuito como se cansa de llamar a un timbre de un centro de urgencias a medianoche con más 39 de fiebre sin que le abran la puerta. Sí. Eso me pasó hace dos días y me mantiene indignado a la vez que inflamado por culpa de unas inoportunas placas.
PD: Estoy investigando ese extraño recuadro negro que sale alrededor del vídeo y que en ocasiones se deforma. ¡Uh!
3 comentarios:
A vosotros también os llevaremos en un "cachito" del nuestro...
un beso.
gracias Isabel, ¿de qué Isabel se trata?
De la comentarista de radio Taurina!!!
Ains...
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