No se puede estar ante un crimen de guerra y tratar de presentarlo como una cuestión de discrepancias entre dos bandos enfrentados a los que presentamos al mismo nivel. Hay ocupantes y ocupados, opresores y oprimidos, víctimas y verdugos, y eso hay que contarlo como tal. No hay tantas verdades como personas. Esa idea posmoderna es absurda. Una mesa es una mesa, no una nave espacial, aunque haya miles de personas que digan que es una nave espacial. No hay relatividad que valga, no se pueden poner las cosas patas arriba y decir que eso depende de cómo se mire. Toda indiferencia es criminal, al igual que el miedo a llamar a las cosas por su nombre. Lamentablemente, sí, en el periodismo es habitual encontrarse con cierto temor al compromiso, a la denuncia. Creo que esto se debe no sólo a causas ideológicas, sino también a la ignorancia que hay en torno a ciertos temas de actualidad: si un periodista no sabe demasiado de un asunto determinado, opta por seguir los mensajes institucionales por temor a equivocarse. Y sin embargo, a pesar de ello, es cada vez más habitual que los directivos de los medios se muestren reacios a fomentar la especialización de los periodistas, lo que es terrible.
Extracto de la entrevista en Diagonal a la periodista Olga Rodríguez, autora de "El hombre mojado no teme la lluvia".
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