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lunes, 25 de agosto de 2008

Cobradores críticos (I)

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Los encuentros y las conversaciones más interesantes suelen ser las más inesperadas. Así ocurrió ayer cuando nos disponíamos a cruzar el lago dirección San Pedro. Negociando con el cobrador de la lancha que si 10, que si 15, que si 20 quetzales, se acercó otro de sus compañeros a recriminarnos que intentáramos rebajar el precio del pasaje cuando estábamos cobrando en un hospital mantenido por la cooperación por realizar operaciones, pruebas, por las camas… Nos había confundido con un grupo de estadounidenses que colaboran con un centro sanitario, el único del municipio, en el que supuestamente se dan estas prácticas a la vez que se anuncia que es público y gratuito.

Tras resolver el malentendido, el señor prosiguió su encendido discurso acusando a la cooperación de crear haraganes entre la población local. “Les dan lápices y a los cinco minutos ya los están vendiendo los niños por aquí”, “les dan casas y las venden”, “les dan la comida y dejan de trabajar la tierra”, “no se puede regalar nada”, “todos los pueblos han de trabajar para avanzar” *. Se refería con bastante razón a los perjuicios que, a su entender, había provocado la avalancha de cooperación internacional en Atitlán a raíz del huracán Stan.

Aquí yo tendría que decir que no toda la cooperación es así o tiene esos efectos, pero no se puede negar que esto ha ocurrido, que son consecuencias reales y que, además, se ha extendido la idea de que proyecto de cooperación equivale a malversación y enriquecimiento de algunos, aunque esto último no fue motivo de conversación, más bien monólogo.

El señor, tocado con un sombrero y unas gafas de sol de policía gringo, acusaba también a los extranjeros (aunque reconocía que en todos lados había buenas y malas personas) de provocar el encarecimiento del suelo. Según él, la llegada de muchos estadounidenses, también europeos, en los últimos años, comprando sus terrenos para poner sus casas o sus negocios, ha hecho que las familias más pobres tengan que conformarse con viviendas más pequeñas por la subida de l precio de la cuerda (medida de superficie). “Antes valía 100 ó 200 Q y ahora 500, 800 o incuso 1000” (no recuerdo si estos eran los datos exactos). Y ahí hay dos hoteles, uno de gringos y otro de españoles que cobran 50 dólares por noche, ¡50 dólares por noche!”.

Al hombre, que reconoció ser chamán (pese al riesgo que una confesión así puede conllevarle en un pueblo con una virulencia anti-brujería tan letal como éste) no le faltaba razón en muchas de sus apreciaciones pero, para él, la solución a los problemas de Guatemala pasaba por la llegada al poder de un general, que mandara 2 ó 3 años a todos los muchachos al servicio militar y dejarse de montar escuelas que no sirven para nada más que entretener a niños que podría estar trabajando, como hacían todos antes.

Se despidió amablemente de nosotros y montamos en la barca pagando la mitad de lo que nos habían pedido en un primer momento, pero más de lo que pagan el resto de mortales no turistas. Bueno está. [Continuará...]

* Aunque lo he transcrito de esta manera, la fluidez del castellano del señor no era mucha pero sí era lo suficientemente claro como para hacerse entender sin confusión que desvirtuara su discurso.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy justo este post para hacer justicia a las dos opiniones que fluyen dentro de las cabezas de muchos. La realidad es así..Parte buena, parte mala.

JoPo dijo...

la ayuda al 3 mundo.

creo q conviene revisar los metodos q se usan, y los logros reales.

mujy esclarecedor tu post

ASR dijo...

La parte buena del flujo de personas por el mundo es evidente. Aprendizaje, mejora personal, colaboración entre diferentes...La parte mala, cuando gente con pasta y vicios llega a lugares donde no hay de ambas cosas, también parece evidente. En cuanto a la cooperación, hay muchas cosas por corregir, o al menos, hay algunos que deben corregir muchas cosas, pero no es algo de ahora. Hay métodos muy rigurosos desde hace tiempo para minimizar el impacto negativo, la contaminación cultural, etc... Se da por hecho hoy por hoy que regalarlo todo no ayuda a nadie a progresar. Ni aquí, ni en España ni en ningún sitio. Niños y mayores se acostumbran pronto a no pegar golpe, si esto es así, en Atitlán o en Villanueva de Alcardete. Por eso el termino ayuda se sustituye por cooperación, donde uno tiene claro lo que quiere y solicita la colaboración del otro para conseguirlo, donde ambos ponen de su parte y hacen suyo el proyecto.

Las cosas se pueden hacer bien y hay quien lo hace. Otros no tanto y, pese a saber de las consecuencias negativas de sus actos, prosiguen por pura inercia con sus malas prácticas.

chicagráfika, se agradece tu opinión y tu visita.

jopo... ¿eres nuevo por aquí, no? bienvenido.

JoPo dijo...

GRACIAS!!

voy por ahi, de blog en blog,viendo lo q opina la gente.

en cuestion de lo q comentas, ciertamente,aki pasa. Las ayudas sociales sirven para ke mas de uno viva del cuento

Clari dijo...

que fotografia tan bella. hace mucho que no voy de viaje a ningun lugar, ojala pueda conseguir pasajes en avion economicos asi disfruto un poco de la playa