Quiero ser asertivo

Me ha gustado. Me ha gustado mucho. Lo de entender y aprender a manejar el pensamiento me parece cada vez más interesante. El pensamiento alternativo, opuesto al bipolar (bueno-malo, sí o no, pido o robo) es mejorable. La mente es un paracaídas, si no se abre no sirve. Decía Antonio Machado que de cada 10 cabezas, 9 embisten y una piensa.

Además he constatado que eso del amor romántico es caca de vaca. Si ya lo sabía yo... Razón y emoción han de conectar, si no: mal rollito. Y me han entrado ganas de disolver algunos nudos estomacales manteniendo alguna que otra conversación pendiente.

Algo que me ha tranquilizado es eso que los griegos llamaban pathos y ethos. Nacemos con un talante, una forma de ser predeterminada por la lotería biológica, cultural, etc... a esto se le viene a llamar pathos y no se cambia. Es nuestro temperamento. Pero no sirven esas excusas de "es que yo soy así", "soy despistado y no puedo cambiarlo", "soy rebelde porque el mundo me ha hecho así", etc... Para eso está el ethos, que según parece supone el 65% de nuestra personalidad y es la capacidad de transformar nuestro pensamiento y nuestra conducta con voluntad en lo que de verdad queremos ser.

Hasta este fin de semana no tenía ni puñetera idea de lo que significaba la palabra asertivo. Además me he dado cuenta que habría de encuadrarme en la categoría de pasivo inhibido (claro: agnóstico apático) y a veces pasivo agresivo. Afirmarse a sí mismo (no aguantarse, no contener) sin imponerse a los demás, sin agredir. Ayer lo conseguí: le pude explicar a mi madre cómo modificar la dirección del texto en un cuadro de word sin cabrearme con ella. Todo un logro. Ahora he de utilizar el pensamiento causal para entender por qué me pasa esto sólo con ella, por qué me desespero.