Una amiga enfermera a la que tengo en alta estima personal y profesional me ha dicho: Sal, toma café o dale la vuelta a la manzana. A tu mente le vendrá muy bien y así no tendrás que pincharte el anticoagulante. Así que aquí estoy tomando sal, comiendo manzanas y dándole vueltas al café. Todo eso, por supuesto, desde un sofá reclinable que me permite hacer un gran ejercicio diario, bajando y subiendo el apoyapiernas éste regulable.
Sinceramente casi hubiera preferido que el quinto metatarsiano (y no la falange como en un principio mi politizada mente creyó al leer el informe médico que todavía en casa nadie ha sido capaz de descifrar) se hubiera quebrado tras ser apisonado por las ruedas del Golf tuneado y el tontoelgolf ese que lo conduce y se suele proyectar bastante a menudo por la calle La Mata, apurando la frenada en la esquina de Mapfre en plan rally. Hubiera sido más heroico: Sí, sí, fui atacado a traición por un bakala golfero mientras me disponía a ayudar a una viejecita a cruzar la calle por un paso de cebra, camino de mi sesión semanal de yoga. Pero no, el destino es más prosaico y, para estos asuntos, siempre inoportuno.
Así que, al margen de una buena carga de trabajo y otras obligaciones que se han venido pegadas a la escayola (como dice mi padre, ¿de dónde sacaba yo el tiempo antes para trabajar? - exageramos un poco), me entretengo con el jubileta, que me cuenta los artificios que tuvieron que poner en práctica hace unos días para coser (al final voy a tener que aprender a tricotar) unos vaqueros que le costaron 5 € y cuyo arreglo de bajos valía 3 en la modista. ¿Cómo voy a pagar un 60% del precio del pantalón por cuatro pespuntes?. Así que acudieron prestos a casa de mi abuela, lúcida como pocas, pero con la vista bastante desgastada, a desempolvar la casi centenaria máquina Singer que, ¡oh! milagros del orden y la austeridad, aún conservaba su libro de instrucciones. Mi hermana, que sabe leer y curra en una tienda de moda japonesa en Londres, donde ha aprendido a zurcir con disciplina asiática, hizo el resto.
6 comentarios:
algo habrá chasqueado de verdad, juegas con palabras como nunca ¡apasionante!
Coincido con Iza en que para el tema literario te está sentando bien el desafortunado accidente. Y además estas consiguiendo arrancar una sonrisa a más de uno en el triste día a día.
PD: Un hurra por las abuelitas del mundo, ejemplo decrecentista donde los haya.
. . . q bueno cariño, tienen razon en decir q la baja le está sentando a tu blog de maravilla . . . q arte tienes tejiendo palabras . . . y convirtiendo los pequeños desastres de la vida cotidiana en graciosisimas anécdotas . . . jaja !!
un besito...q descanse usté y escriba muxo, muxo, muxoooo
amëLiepörbuLeRiäs
Dicen que no hay mal que por bien no venga... Totalmente de acuerdo: una delicia literaria de entrada.
Vente pa' Ciudad Real!
Habrás perdido movilidad, pero el sentido del humor no, me alegro... sigue delitandonos con tu prosa (como te diría una amiga para ser ingeriero que bien escribes) que yo mientras cuido de tus pequeños diablillos... ya te contaré las anécdotas... hoy han jugado a ver en que nos parecemos.
Ay madrecita...estás cojito?acabo de enterarme...pero jaja me hace reir un montón tu blog...
yay como dice la gente arriba...q descanses y q muestres tu talento de escribir...
ah si tu hermana necesita ayuda d zurcir,yo tambien sé un poco de la disciplina asiática...aunque sé mejor la disciplina española..ja...
and welcome to CR soooon!!
Helena
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