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sábado, 5 de enero de 2008

El niño con el pijama de rayas

Sí, he caído en la tentación de leer el libro de moda. Aunque si a alguien habría que acusar sería a quien me lo regaló.

En la contraportada el editor se dirige al lector diciendo que describir las características de la obra estropearía la experiencia de la lectura. A mí no me parece tan importante, quizás se trate de una técnica comercial y (aviso a quien quiera hacer caso a este señor y no saber nada sobre el libro que no siga leyendo, además de que algunas fotos o parte del texo pueden herir sensibilidades) no creo que pase nada porque aquí dé algunas pistas sobre el contenido, como en muchos otros sitios se ha hecho ya. No diré gran cosa, más que nada aprovecho esta lectura como excusa para desempolvar fotos y recuerdos. De hecho no hay que pasar muchas páginas para leer por primera vez la palabra Auchviz.

El niño con el pijama de rayas me enganchó a partir de cierto momento y no la abandoné hasta el final, aunque no creo que vaya a pasar a la Historia de la Literatura. Lo que no sé es si a un chaval de 13 ó 14 años (para quien el editor recomienda la lectura) que no conozca el holocausto y lo horrores de los campos de exterminio le dirá algo el libro tal cual está planteado. Tendría que leerlo con sus ojos para saberlo.

Hace un par de años aquí mi compañero de blog y yo hicimos un viaje por Hungría y Polonia. Esta bitácora reflejó algo de aquella aventura, sobre la que trataron los cuatro primeros post de La mancha en la libreta. Cuando visitamos Cracovia (ciudad encantadora como pocas) no pudimos perder la ocasión de acercarnos un día al campo de Auschwitz-Birkenau en alemán, Oświęcim-Brzezinka en polaco, a tan sólo 60 km, aunque a un buen rato en tren. Las fotos que que complementan esta entrada las hicimos entonces. Adivinaréis de qué ave se le pone a uno la piel al repasar esas imágenes y recordar el impacto que nos causó tan macabro museo.

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Puerta de entrada de Auschwitz I con el cínico lema Arbeit macht Frei (el trabajo hace libres)

El campo de Auschwitz I fue completamente destruido por los nazis antes de huir, ante la inminente llegada del Ejército Rojo. Lo que se puede visitar hoy día es una reconstrucción que simula lo que entonces había en pie y se ha convertido en un museo en toda regla.

Se calcula que un 90% de los exterminados fueron judíos, pero no sólo ellos sufrieron la sinrazón nazi. En esta foto se ven los símbolos que usaban para catalogar a los diferentes tipos de presos. Por cierto los anti-sociales eran, por ejemplo, los discapacitados físicos o intelectuales.

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En los primeros meses de funcionamiento se registraba a los presos y se les hacían dos fotos. Luego, cuando la máquina empezó a funcionar a todo trapo se abandonó esta práctica, por lo que es imposible determinar el número exacto de personas que fueron recluidas y asesinadas (se estima que entre 1 millón y medio y 4 millones):

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En el museo hay diferentes vitrinas tras las cuales se conservan artículos reales, como estos pijamas de rayas:

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También se exponen maletas, gafas, pelo y calzado:

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El bloque 11 de Auschwitz I era la prisión dentro de la prisión; allí se aplicaban los castigos. Algunos de ellos consistían en encierro por varios días en una celda demasiado pequeña para sentarse (como la de la imagen). Por no hablar del zoo (barracón 14) del Dr. Mengele.

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Auschwitz I se quedaba pequeño para la solución final. Entonces se construyó el gigantesco Birkenau (hasta 100.000 presos), a tres km del primer campo, dedicado no tanto al trabajo forzado sino directamente al exterminio, donde sí quedan algunos barracones intactos que no les dio tiempo a destruir. Los homosexuales, anti-sociales, presos políticos, gitanos y sobretodo judíos que se llevaron hasta allí procedían de muy dispares sitios. Fíjense en este gráfico.

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Los arquitectos de las SS, diseñaron barracones que asignaban a cada preso un tercio del espacio que en otros campos se asignaba a cada persona. Aún así no fue suficiente, así que en lugar de 550 personas por barracón, subieron su capacidad a 744. En cada uno de estos huecos podían dormir 3 ó 4 personas.

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Entre los SS que custodiaban el campo corría de boca en boca una macabra broma: en Auschwitz se entra por la puerta y se sale por la chimenea. Para evitar el pánico, en las cámaras de gas, se les informaba a las víctimas que recibirían allí una ducha y un tratamiento desinfectante. Luego el Zyclon B hacía su trabajo. Esto es una maqueta de una de estas cámaras.

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La vía del tren. Al final de la misma se hacía la selección de aquellos que podían servir para trabajar. El resto iban, en muchos casos, directamente a ser gaseados.

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Para deshacerse de la gran cantidad de cadáveres existían cuatro crematorios con 46 hornos en total. Este crematorio de Birkenau se conserva tal cual quedó:

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Junto al Monumento de la Memoria hay incripciones en diferentes idiomas que recuerdan el exterminio. Una de ellas está escrita en sefardí, la lengua de los descendientes de los judíos que vivieron en la Península Ibérica.

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He consultado aquí:
Polonia en español
Wikipedia

8 comentarios:

juan rafael dijo...

Una importante lección de historia para no olvidar.
Las fotos ¡magnificas!

Pocomancha dijo...

Gracias por ofrecernos esta entrada. Es un documento realmente interesante. Me he quedado con la boca abierta...

Y sin embargo dijo...

¿Realmente es necesario un museo como ese para recordar a las victimas del exterminio nazi?
Me parece bastante macabro.
¿Como lo soportaste? ¿Pudiste seguir disfrutando de tu viaje?
Yo no sería capaz de hacerlo. Se me pone la piel de gallina sólo con ver las fotos.

Princess Valium dijo...

Me ha caido este libro por navidades. Lo tengo pendiente junto con una montaña de buenas novelas. A ver si me pongo y te doy mi opinión. Por ahora no me llama excesivamente la atención.
Besitos

sacris dijo...

Tengo ese libro en la recamara, será el próximo que lea.

Yo creo que si es necesario esos museos para que no se repita la historia.

Un saludo!

pcbcarp dijo...

Creo que el libro (se lo regalaron estas navidades a una sobrina mía) es una especie de versión de la peli de Roberto Benigni. Lo hojeé y me pareció así.

ASR dijo...

juan rafael
, desde luego que es una lección que no debemos olvidar, y a diferencia de lo que dice el libro creo que podría repetirse porque la memoria colectiva es débil-
si te dijera, gracias a tí. Es una historia que a pesar de esucharla mil veces parece una novela macabra.

y sin embargo, no sé si es necesario pero no me parece de muy mal gusto. Creo que sensibiliza al visitante. De todas formas no es el Prado, uno tiene que saber a qué va.

princess, creo que merece la pena, aunque el lenguaje que usa se me hizo a veces demasiado infantil.

sacris, pues ánimo y dame tu opinión cuando lo hagas...

pcbcarp, tiene algunas semejanzas pero los protagonistas tienen orígenes muy diferentes. No, de hecho, creo que no se parece tanto. Sí, acaso en el contexto, y en la inocencia de un niño de 9 años que ignora la monstruosidad que le rodea.

Anónimo dijo...

hola ps yo ya lei el libro
y me gusto y ps quiro ber la peli
pero me imagino q esta muy triste
y ps me dan ganas de ir a ese muceo
de verdad eeeeeeeee
bueno pues nadamas era eso
pues lean el libro sale cuidence
chau