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miércoles, 2 de enero de 2008

87 años (de soledad)

En mi familia más o menos las generaciones mantienen una distancia temporal entre sí de treinta años. Y eso que entonces eran otros tiempos, dicen. Entonces fueron los años de la posguerra. Años que para casi todos fueron difíciles pero que en el caso de aquella joven y sus hermanas lo fueron especialmente. Al poco tiempo de la sangrienta victoria de los generales rebeldes quedaron huérfanas de padre y madre, y el hermano mayor y único varón, perteneciente a la policía secreta, fue víctima de una psicosis que le llevó a la muerte por inanición (miedo a ser envenenado) años más tarde en el Penal del Puerto de Santa María (mi abuela le llama frenopático), después de haber cometido dos homicidios fruto de su manía persecutoria (y de haber tenido a su alcance un arma, claro).

Ella, antes del comienzo de la guerra fraticida, había sido cortejada por un hijo de agricultores de su edad, al que había rechazado hasta que terminara el conflicto. No era cuestión de liarse con un potencial muerto en batalla o daño colateral. Él huyó a Valencia cuando empezaron a llamar a los muchachos de su quinta a filas. Se escondió en un bodega con su tío sin saber muy de quién ni porqué durante casi dos años. Quienes les refugiaron eran del mismo bando de los que, en teoría, les perseguían. Eran amigos, bueno, más bien socios. La verdad es que les estuvieron cobrando el favor hasta la muerte del tío de mi abuelo. Porque tanto él como ella serían mis abuelos.

Este mes, la única en vida de todos mis ancestros dos generaciones por encima de la mía, cumple 87 años. Como Úrsula Iguarán de Buendía, se está quedando ciega. Es lo que más le fastidia del inexorable deterioro del cuerpo humano con el paso de los años. La verdad es que actúa como si viera a la perfección. Hace todo tipo de críticas sobre los vestidos y los tintes de pelo de las señoras que nos cruzamos por la calle cuando la acompaño (garrota en una mano, nieto en la otra) a su cita semanal con las amigas en la croissanteria de la plaza. Aunque a veces sorprende, se suele equivocar, sobre todo con la meteorología. Para ella casi siempre está nulo, aunque un sol radiante esté presidiendo el cielo. Lo curioso es que, cuando se desenvuelve en su casa, pocas personas lo perciben. Además se cuida de ello, al igual que la mujer de José Arcadio Buendía.
"No se lo dijo a nadie, pues habría sido un reconocimiento público de su inutilidad. Se empeñó en un callado aprendizaje de las distancias de las cosas, y de las voces de la gente, para seguir viendo con la memoria cuando ya no se lo permitieran las sombras de las cataratas. Más tarde habría de descubrir el auxilio imprevisto de los olores, que se definieron en las tinieblas con una fuerza mucho más convincente que los volúmenes y el color, y la salvaron definitivamente de la vergüenza de una renuncia. En la oscuridad del cuarto podía ensartar la aguja y tejer un ojal, y sabía cuando estaba la leche a punto de hervir. Conoció con tanta seguridad el lugar donde se encontraba cada cosa, que ella misma se olvidaba a veces de que estaba ciega."

Ayer terminé de leer Cien años de soledad. Soy otro fascinado a partir de hoy por la obra más célebre de García Márquez. Es un maravilloso cuento repleto de magia, pasión, política, historia y costumbres colombianas.

8 comentarios:

sacris dijo...

Me ha gustado mucho tu post, disfruta de tu abuela todo lo que puedas.

Yo guardo muchos y muy buenos recuerdos de mis abuelos, pero ya no puedo disfrutar de ninguno.

Un saludo y Feliz 2008!!

Anónimo dijo...

Gostei muito desse post e seu blog é muito interessante, vou passar por aqui sempre =) Depois dá uma passada lá no meu site, que é sobre o CresceNet, espero que goste. O endereço dele é http://www.provedorcrescenet.com . Um abraço.

Princess Valium dijo...

Me has hecho pensar en que en mi familia todas nos llevamos 30 años. Mi abuela nació en el 16, mi madre en el 46, yo en el 76 y mi hija en el 2006...Curioso, ¿verdad? A mi me encanta pq el 6 es mi número favorito.
Yo, al igual que sacris ya no puedo disfrutar de mis abuelos, y a menudo me entristece el tiempo perdido. Aprovecha los pequeños momentos, porque luego son los que más adentro quedan.
Besos

cohete dijo...

http://votemos.us/

hola alfon, he pensado que este link te interesaría, es sobre el hipotético voto de los mexicanos residentes en los usa sin papeles legales, abrazos

Unknown dijo...

Que hermoso post, como una forma de retratar en letras a una generación que esta delante de nosotros... y esos momentos son exquisitos en la vida...
Por el libro es excelente... =), en lo personal uno de mis preferidos.

Felices nuevos días de este 2008!!

juan rafael dijo...

La teoría de los treinta ¿eh? vete preparando, je,je.
Felicidades por esa abuela.

Anónimo dijo...

A veces sabemos muy poco de nuestras generaciones anteriores, incluso de nuestras propias familias. Mi abuelo por parte de madre era el más pequeño de la familia y tuvo que ver como todos sus hermanos y hermanas eran arrestados y después fusilados paulatinamente. Un drama. Mis abuelos por parte de padre eran y son (aunque mi abuelo ya murió) comunistas convencidos, con decir que el presidente de los comunistas del pueblo era mi abuelo. Todavía no sé muy bien como consiguieron sobrevivir a aquellos años. Mi abuela, con 84 años ya que tiene tiene una memoria envidiable y un fuerte caracter que con los años ha ido debilitándose, pero que no dejar de llevarlo por dentro, siempre cauta, discreta, ahorradora, y con una gran capacidad de resistencia.

Pero de estas cosas sólo sé la mitad de la mitad, puesto que hay muchas cosas que por ese abismo entre generaciones. Lo que si que sé es que llegados a este punto está claro que son unos supervivientes natos y que siempre podemos aprender cosas de ellos porque tienen mucha vida, y muy agitada por los años que les tocaron vivir.

Saludos. Cachis, no me pillé el diario para poder pillarme ese documental de Los Invisibles..

ASR dijo...

sacris, se agradece. No dudes que lo hago. Feliz año.

crescenet... mande?

princess valium, curioso lo de los 30 años. En mi familia no se cumple con tanta exactitud. Yo del resto de mis abuelos apenas tengo vagos recuerdos.

marian... ya le he echado un vistazo a link. Gracias, es interesante... y ¿cómo me has llamado?. ejem.

cholita, un libro estupendo. Y gracias por lo del post. Me pongo colorado.

hostia, juan rafael, nolo había pensado. mmmm...

burdon, impresionante esa historia... Para no perder la Historia con mayúsculas que llevan nuestro abuelos consigo es bueno hablar con ellos. Además de sentirse útiles son una fuente de información increíble. Yo grabé a mi abuela durante 2 horas charlando sobre su vida y la verdad es que daría para un buen documental si hubiera dado con los medios necesarios en su momento y me diera por montarlo de una puñetera vez.