Se veía venir. Ya había observado demasiadas veces las barbas de sus vecinos cortar, pero quedaba la pequeña esperanza de conservar su empleo a base de dedicación, evitar confrontaciones con los chantajefes y echar horas extra a destajo. Por supuesto que "no eran obligatorias" pero si no las hacía ya podía ir recogiendo los bártulos.
Si se hubiera tratado de una mujer con hijos y sin nadie en quien apoyarse estaríamos hablando quizás de una novela más dramática. Al menos la indemnización por despido improcedente le dará para aguantar un tiempo y quizás hacer algún curso del SOC, del INEM o de lo que sea. Lo bueno es que está semana Anu-ka viene a hacerme una visita, que ya era hora. Te quiero, rata.
5 comentarios:
Vaya....
lo siento mucho. A mí me hierven las cosas con estas cosas, y lo sé porque conozco la situación concreta de quien te viene a visitar. Ánimo para ella, la recibiremos bien!
Estamos en la ëpoca de la "precariez" en casi todo. En este caso es como decir despido libre. Y encima horas extras gratis para mayor grandeza de empresas regidas por genios de mantener la exclavitud con nuevos métodos.
http://mishuevos.blogia.com/
manute, esto de las empresas es como lo del amor que es para toda la vida hasta que termina.
carlos, la dignidad de algunos trabajadores sin fuerza para tener delegados sindicales y chantajeados por unos jefes codiciosos parece algo del siglo XIX pero estamos en el XXI.
Saludos.
Te acuerdas cuando me hicisteis una entrevista el año pasado, y me preguntasteis: ¿qué es tu sueño?
Os contesté: mi sueño es ser libre, no ser esclavo a nadie, ni a una hipoteca, ni a un jefe, ni al tabaco, ni a…. etc.
Me da igual vivir en Barcelona o en Agudo (la Siberia de La Mancha), lo que más me importa es la libertad.
Estoy contigo Zinar. Tampoco está de más un cierto pragmatismo y preocuparse porque el cabrón que te explota te eche sin avisar.
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