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martes, 6 de noviembre de 2007

Ángel González

Asisitir a un coloquio y a un recital poético de Ángel González es tener la oportunidad de reconocer la sinceridad de un hombre que admite no sentir el impulso de escribir desde hace unos años. Es oír hablar del tiempo y la identidad. Es contemplar la serena rebeldía de un anciano que mantiene una intensa conciencia crítica. Es ser atravesado por una voz amable que recita poemas amorosos y es saborear el sarcasmo que, por la ayuda de algún infiltrado o la incompetencia de algún tonto, se coló por las rendijas de la dura censura franquista.

Discurso a los jóvenes
De vosotros,
los jóvenes,
espero
no menos cosas grandes que las que realizaron
vuestros antepasados.
Os entrego
una herencia grandiosa:
sostenedla.
Amparad ese río
de sangre,
sujetad con segura
mano
el tronco de caballos
viejísimos,
pero aún poderosos,
que arrastran con pujanza
el fardo de los siglos
pasados.
Nosotros somos estos que aquí estamos reunidos,
y los demás no importan.
Tú, Piedra,
hijo de Pedro, nieto
de Piedra
y biznieto de Pedro,
esfuérzate
para ser siempre piedra mientras vivas,
para ser Pedro Petrificado Piedra Blanca,
para no tolerar el movimiento
para asfixiar en moldes apretados
todo lo que respira o que palpita.
A tí,
mi leal amigo,
compañero de armas,
escudero,
sostén de nuestra gloria,
joven alférez de mis escuadrones
de arcángeles vestidos de aceituna,
sé que no es necesario amonestarte:
con seguir siendo fuego y hierro,
basta.
Fuego para quemar lo que florece.
Hierro para aplastar lo que se alza.
Y finalmente,
tú, dueño
del oro y de la tierra
poderoso impulsor de nuestra vida,
no nos faltes jamás.
Sé generoso
con aquellos a los que necesitas pero guarda,
expulsa de tu reino,
mantenlos más allás de tus fronteras,
déjalos que se mueran,
si es preciso,
a los que sueñan,
a los que no buscan
más que luz y verdad,
a los que deberían ser humildes
y a veces no lo son, así es la vida.
Si alguno de vosotros
pensase
yo le diría: no pienses.
Pero no es necesario.
Seguid así,
hijos míos,
y yo os prometo
paz y patria feliz,
orden,
silencio.

8 comentarios:

el llamado perdido dijo...

Cuando escribo mi nombre,
lo siento cada día más extraño.

¿Quién será ése?
me pregunto.
Y no sé qué pensar.

El llamado perdido.

Qué raro.



(casi todo el poema es de Ángel González)

juan rafael dijo...

Bueno, aún hay alguién que confia en la juventud.

amandine dijo...

dejaremos de ser jóvenes

para serlo

más.

pcbcarp dijo...

Qué barbaridad. Y qué cabrón, llega a enardecerte para luego soltarte la hostia.

Black dijo...

que interesante escritor, ya me quede con la duda si podre conseguir algo por aqui de el... en fin te contare si encuentro algo de el por estas tierras, muy buen poema

ASR dijo...

llamado, qué buena tarde echamos el lunes, eh?

juan rafael, precisamente quien "escribe" el poema no tiene muchas ganas de que la juventud cambie nada. Prefiere tenerla bien atada. Podría ser... ¿algún caudillo?

amandine... tú si que eres joven y poetisa. Un beso.

pcbcarp, los últimos versos son tremendos y de un sarcasmo brutal.

black wizard, espero que algo encuentres... es muy conocido por estos lares e imagino que algo habrá llegado a Guatemala.

Anónimo dijo...

Leo la palabra "orden" y se me exprime el hígado. Es la excusa de los tiranos.

Saludos.


P.D. Síiiiiiiiiiiiii puedo comentaaaaaaaaaar!!! LA VIDA ES BELLA!

Anónimo dijo...

`qjaeaeaeae`heBJ hbe mneb