Al igual que aquella charla sobre Educación para el Desarrollo del profesor Pedro Saez Ortega la de ayer de Miguel Ángel Santos Guerra me pareció una genial manera de contagiar de optimismo a padres, madres, alumn@s y profes, a veces desmotivados y desilusionados con la práctica docente. A pesar de que el título de la misma era sugerente y evocador del altermundismo, algunos se temían presenciar una de esas interminables y tediosas conferencias sobre teorías pedagógicas. Nada que ver. Fue la antítesis de esto. Mucho humor, bastante autocrítica (se entiende que hacia el profesorado en general) y una sucesión de reflexiones en forma de fábulas, anécdotas o hechos históricos regaron las dos cortas horas del profesor Santos Guerra. Éstas son algunas de mis notas:
- Un profesor reparte boquerones crudos entre sus alumnos. Uno pregunta “profe, ¿nos los tenemos que comer?”. – “No, los vamos a diseccionar, ¿cómo vamos a comerlos si están crudos”. –“No sé, como estamos en la escuela…”
- Los niños aprenden de los profesores a los que aman.
- La historia es una larga carrera entre la educación y la catástrofe.
- Instrucción y socialización no son igual a educación.
- El educador ha de formar a los educandos como los océanos forman a los continentes: retirándose.
- La bufanda es una prenda que se ponen los hijos e hijas cuando el padre o la madre tienen frío.
- “Ése es el cirujano que va a operar a su hija”. – “¿Es bueno?, están preparado?”. “Bueno, no sabe mucho pero está motivadísimo”.
- “Y Vd, maestro, ¿sabe francés?”. – “No mucho pero para enseñarlo…”
- “Mamá, tengo una maestra muy inteligente este año”. – “No lo será tanto si es maestra”.
- Hay dos tipos de alumnado: el inclasificable y el difícil de clasificar.
- La duda es un estado incómodo pero la certeza absoluta es un estado ridículo.
- La escuela tiene que ir contracorriente en una sociedad neoliberal que seduce a los niños y niñas (competitividad, individualismo, obsesión por la eficacia).
- Sobre el pensamiento circular y el pesimismo del profesorado. La profecía de un suceso acaba convirtiéndola en el suceso de una profecía. Ministra de educación boliviana sobre los habitantes de Potosí, famosos por su pesimismo: “Cuando un potosino se desmaya no vuelve en sí, vuelve en no.
- Diez verbos clave: interrogarse, compartir, investigar, comprender, decidir, escribir, difundir, debatir, comprometerse, exigir.
- A combatir: rutina, burocracia, pesimismo.
- Un profesor reparte boquerones crudos entre sus alumnos. Uno pregunta “profe, ¿nos los tenemos que comer?”. – “No, los vamos a diseccionar, ¿cómo vamos a comerlos si están crudos”. –“No sé, como estamos en la escuela…”
- Los niños aprenden de los profesores a los que aman.
- La historia es una larga carrera entre la educación y la catástrofe.
- Instrucción y socialización no son igual a educación.
- El educador ha de formar a los educandos como los océanos forman a los continentes: retirándose.
- La bufanda es una prenda que se ponen los hijos e hijas cuando el padre o la madre tienen frío.
- “Ése es el cirujano que va a operar a su hija”. – “¿Es bueno?, están preparado?”. “Bueno, no sabe mucho pero está motivadísimo”.
- “Y Vd, maestro, ¿sabe francés?”. – “No mucho pero para enseñarlo…”
- “Mamá, tengo una maestra muy inteligente este año”. – “No lo será tanto si es maestra”.
- Hay dos tipos de alumnado: el inclasificable y el difícil de clasificar.
- La duda es un estado incómodo pero la certeza absoluta es un estado ridículo.
- La escuela tiene que ir contracorriente en una sociedad neoliberal que seduce a los niños y niñas (competitividad, individualismo, obsesión por la eficacia).
- Sobre el pensamiento circular y el pesimismo del profesorado. La profecía de un suceso acaba convirtiéndola en el suceso de una profecía. Ministra de educación boliviana sobre los habitantes de Potosí, famosos por su pesimismo: “Cuando un potosino se desmaya no vuelve en sí, vuelve en no.
- Diez verbos clave: interrogarse, compartir, investigar, comprender, decidir, escribir, difundir, debatir, comprometerse, exigir.
- A combatir: rutina, burocracia, pesimismo.
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