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sábado, 19 de junio de 2010

En el talego (Un país como todos [3/7])

Encadenemos en un lugar sin tiempo y con memoria
donde el espacio es un vacío del que no se puede huir
toda nuestra hipocresía.
Rubén

Íbamos tres. La tercera en cuestión, confundida tras poco dormir, pensaba que la Cárcel era un pueblo de Madrid. En realidad hay pueblos más pequeños y allí, en el Centro Penitenciario de Navalcarnero, viven más personas que en muchas localidades españolas.

Una vez resuelto el malentendido, pasamos por los pertinentes controles de seguridad y llegamos a un salón de actos donde fueron llegando por goteo internos de diferentes módulos de la prisión, entre ellos de los conocidos como módulos de respeto. Según se lee en la web de Solidarios para el Desarrollo, la organización que nos invitó a presentar el documental, "los módulos de respeto son una forma de organizar la convivencia dentro de las prisiones, ya que en ellos son los propios internos quienes se comprometen a establecer un "espacio de convivencia". 

Y, efectivamente, la convivencia entre los asistentes parecía muy buena. Me llamó la atención no sólo ese buen rollo entre ellos, sino también sus certeras intervenciones, la profundidad de sus opiniones y que prestaran tanta atención cuando, según nos dijeron, es de las pocas ocasiones en que pueden verse entre internos de diferentes módulos y es harto probable que aprovechen la ocasión para hablar entre sí. Sin duda, esas 20 personas eran más abiertas y respetuosas que la generalidad de la calle.

Parece que el docu les gustó y agradecieron la visita. Nosotros salimos después de casi dos horas satisfechos con la experiencia y muy emocionados. En la última media hora de charla tuvimos la oportunidad de conocer algunas historias, como la de quien se había sacado el título de secundaria en la cárcel y pensaba en proseguir con los estudios o quien contaba su experiencia de tres días de permiso con su hija tras 17 meses sin salir a la calle.

Seguro que tras esos muros, vallas y alambres con púas, se dan experiencias muy diferentes a las que vivimos. Algunas de ellas o, al menos, las cavilaciones y sentimientos que les induce la falta de libertad, las expresan en un blog Rubén y Moisés: ¿Hay alguien ahí?.

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